La responsabilidad frente al cambio climático
y la necesidad de sostenibilidad no deberían quedarse en el felpudo de
la entrada. De puertas para dentro hay gestos cotidianos que no
necesitan grandes esfuerzos ni inversiones, y reducen las facturas. El
25% del total de la demanda de energía eléctrica en España procede de los hogares, según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía
(IDAE); pagamos de media 1.000 euros anuales: el 47% en calefacción,
22% en electrodomésticos, 19% en agua caliente sanitaria, 7% en la placa
de la cocina y el 4% en iluminación.
Si redujésemos a la mitad el
consumo de agua caliente, ahorraríamos casi 1.000 kWh al año, unos 275
euros. Con estos y más datos bajo el brazo, seguimos a Mercedes
Gutiérrez, responsable de sostenibilidad de Ikea, y a Cristina Monge,
directora de proyección externa de la Fundación Ecología y Desarrollo
(Ecodes), en un recorrido por las distintas estancias de una vivienda.
Una vez tomada conciencia, no es tan difícil ir apagando luces y
cerrando grifos.
Primera parada: la cocina. Lo
ideal sería que el frigorífico, el que más gasta, fuera A++. Pero si no
puede ser, “solo cambiando un frigo de más de seis años por un
A+ reducimos el consumo un 50%”, señala Gutiérrez; gastará menos si no
se ubica al lado del horno ni de cualquier otra fuente de calor y no se
mete en él comida caliente.
Continuamos. Mejor placa de
inducción, cocer con la cazuela tapada y utilizar olla a presión. No
hace falta poner la lavadora a 60 grados, y menos aún “con prendas que
no tienen manchas”, estima Monge. Tampoco el lavavajillas. Nada de
prelavados ni de secados: la ropa se seca en el tendedero, y los platos,
abriendo la puerta del lavavajillas, que, por cierto, es más eco que
lavar a mano.
Un televisor, rey del salón,
con pantalla LCD emplea entre un 50% y un 70% menos energía que uno
convencional, apunta WWF/Adena, que también aconseja apagar el monitor
del ordenador si va a estar un rato parado. Muchas teles, TDT, DVD o videoconsolas tienen stand by, responsable del 7% del gasto energético total de una casa: se soluciona poniendo en una misma regleta todos los aparatos con pilotito, y apagándola cuando no estén funcionando.
Es recomendable controlar el
consumo vampiro de cargadores que se dejan en los enchufes cuando no
están en uso. E ir cambiando las bombillas por modelos de bajo consumo y
LED, que duran 20 años y ahorran un 85% respecto a las incandescentes.
Junkers, del grupo Bosch, ha
montado una casa eficiente con lo último en climatización: calderas
de condensación, sistemas solares, suelos radiantes. ¿Demasiado caro?
Bueno, se puede acudir a trucos simples como ajustar la calefacción a
19-22 grados durante el día (“cada grado sube el consumo energético un
7%”, advierte Monge), cerrarla en estancias vacías o con poco uso y
apagarla por la noche: una temperatura de 15 a 17 grados en el
dormitorio es correcta.
Dicen los expertos que en 10
minutos se airea una estancia. Y atención al calor o al frío que se
pierde por las ventanas. “Pueden llegar al 35%; reduciéndolas solo en un
10%, ahorraríamos hasta 500 kilovatios”, enfatiza Gutiérrez. Cambiar
los acristalamientos sale caro, así que cabe la opción de unas cortinas
gruesas en invierno (más alfombras, que evitan que los grados se escapen
por el suelo) y estores opacos en verano.
En los grifos del baño y la
cocina, aireadores que reducen el caudal, y mejor monomandos que grifos
independientes de agua fría y caliente, que no permiten que se mezcle.
En cuanto a los residuos, Ikea recuerda que “el 25% de la comida que
compramos acaba en la basura” y propone reducir el despilfarro con
gestos sencillos como poner la lista de alimentos en la puerta de la
nevera, para saber siempre lo que hay, o usar recipientestransparentes,
que evitan que un producto perecedero se quede olvidado e invisible en
el congelador.
Una vez que la basura se ha
generado, se impone “democratizar el sistema de reciclaje por toda la
casa”. La orgánica debajo del fregadero, vale, pero ¿por qué las pilas
no pueden ir en una cajita en el salón?, ¿o el papel en una bolsa tras
la puerta? Usando contenedores fáciles de limpiar y transportar, que
ayudarán a tomar conciencia, da igual en qué habitación los instalemos.
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