Uno de los mayores focos de conflicto en comunidades de propietarios son las molestias derivadas de la transmisión de ruido y vibraciones. Con motivo del Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido el 25 abril el Colegio Profesional de Administradores de Fincas de Madrid ha elaborado una hoja de ruta a seguir cinco pasos para ganar la batalla al ruido y mejorar las relaciones de vecindad.
1. Conocer la procedencia del ruido
En primer lugar es necesario conocer el origen de la molestia así como la intensidad. Las fuentes de ruido pueden ser internas, procedentes de vecinos ruidosos (música alta, gritos, etc.) o de locales ubicados en el inmueble, de las propias instalaciones del edificio (climatización, bombas de presión, torres de refrigeración, bajantes, cierre y apertura de puertas de garaje o motores del ascensor), de patologías en la edificación (grietas, defectos de ejecución, carpintería mal colocada, huecos de ventilación deficientes, tabiquería mal terminada, enfrentamiento de instalaciones) o externas, por ejemplo de edificios colindantes.