jueves, 20 de agosto de 2015

Casas repletas de contaminantes(El País)


El uso de corcho, pintura al agua o medidores de radiactividad ayudará a eliminar la toxicidad en la vivienda
La contaminación ambiental no solo se origina en ecosistemas naturales como consecuencia de factores químicos o biológicos, sino también en el interior de las viviendas. Los principales factores que producen estas sustancias nocivas para la salud se localizan en sistemas de ventilación, instalaciones eléctricas, en la calidad de la construcción del edificio o en los materiales que lo componen.

"La casa es una fuente de elementos contaminantes". Esta es la conclusión a la que ha llegado la firma especializada en el cuidado del hogar Reparalia, después de analizar los aparatos y materiales de reparación y decoración que se encuentran en el interior de los edificios, con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente.
Entre sus conclusiones está que los componentes que más contaminación generan son los de aislamiento, ya que según la empresa pueden liberar diversas sustancias tóxicas. "Éstas tienen más presencia en los compuestos de espuma de poliuretano, la lana de vidrio o el poliestireno por lo que es recomendable sustituirlos o emplear aislantes térmicos de materiales reciclados, como por ejemplo, los compuestos por virutas de papel, madera, paja o trozos de tela".
La compañía Eco Agricultor, cuyo objetivo es potenciar el consumo ecológico, apunta que en España se están introduciendo también en el mercado el corcho y el cáñamo como alternativa. "Este último se emplea además de varias formas en la bioconstrucción", comentan.
El aislante térmico natural a base de papel reciclado -procedente principalmente de periódicos molidos-, al igual que estos dos últimos, actúa de forma similar que la madera. "Su capacidad se caracteriza por su alta idoneidad de almacenamiento de calor, por lo que sirve tanto en verano como en invierno", señalan en Eco Agricultor.
Se emplean tanto en la rehabilitación de viviendas como en las de obra nueva. En las primeras se aplican en cámaras, buhardillas, paredes de yeso laminado o falsos techos, mientras que en las segundas la celulosa se puede proyectar sobre tabiques y forjados.
"El cáñamo se emplea también mucho en conjunto con estructuras de madera, mientras que el corcho tiene la ventaja de que al ser muy fino y su acabado final agradable, se puede colocar en zonas que dispongan de poco espacio", recomiendan en esta compañía ecológica.
Los materiales de reparación, como pueden ser pinturas, barnices y pegamentos, al contener sustancias químicas tóxicas, también deben de evitarse. Como alternativa se puede utilizar productos de baja emisión de compuestos volátiles. "Busque aquellos que no contengan plomo o que cuenten con la Eco-etiqueta europea o el sello de la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR)".
Desde la creación en 1992 del sistema de etiquetado ecológico, la Unión Europea ha definido doce categorías de productos susceptibles de recibir este distintivo: desde electrodomésticos hasta pinturas y barnices de interior, que se caracterizan por la ausencia en su composición de metales pesados, así como por sus reducidas concentraciones de compuestos orgánicos volátiles e hidrocarburos aromáticos.
Pero no solo las partes visibles son susceptibles de cambios. También hay que tener en cuenta las tuberías ya que pueden ser de plomo o hierro galvanizado, altamente contaminante. Estas suelen tener mayor presencia en casas antiguas. "Si es el caso, procure que un profesional haga un estudio para valorar la posibilidad de sustituirlas por unas de plástico o cobre", señalan en Reparalia.
Además, si todavía no ha eliminado todas las bombillas incandescentes, debe saber que contienen mercurio, por lo que pueden ser perjudiciales para la salud. En el 2009, la directiva europea Ecodesign fijó su eliminación de forma progresiva hasta 2016, habiendo recomendado previamente la eliminación de las bombillas de 100 W (vatios) y de las de 75 W.
Uso de las nuevas tecnologías
La casa puede llegar a ser un hervidero electromagnético derivado del uso de las nuevas tecnologías como pueden ser teléfonos móviles, routers, WIFI o bluetooth. "Vivimos rodeados de ondas y radiaciones de diversa intensidad", comentan en House Habitat, empresa especializada en construcción de viviendas saludables y eficientes energéticamente, basadas principalmente en la arquitectura bioclimática.
Es más, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja aplicar ya el principio de precaución ante estas ondas e incluso clasifica algunas radiaciones electromagnéticas como posibles carcinógenas.
"La primera regla a tener en cuenta es la distancia, es decir, cuanto más nos alejamos de las fuentes de emisión más disminuye la intensidad de las ondas", apuntan. Y en el caso de no poderse separarse lo suficiente puede optar por aplicar alguna medida de protección y blindaje con el fin de conseguir que en las zonas donde permanezca más horas, como los dormitorios-durante las horas de sueño-, los niveles de los campos electromagnéticos sean los más bajos posible.
"Para reducir su impacto procure hacerse con un medidor del nivel de contaminación eléctrica emitida en su hogar y elija regletas, alargadores y cables que estén blindados contra los campos electromagnéticos", señalan en Reparalia.
Además, desde House Habitat recomiendan que antes de comprar o alquilar una vivienda lo mejor es revisar el entorno de la misma. "Es aconsejable que no haya cerca líneas de alta tensión (a menos de 150 metros), transformadores eléctricos de la compañía que suministra la electricidad (justo debajo del piso), antenas de telefonía móvil, Wi-Fi públicas o privadas, radares, repetidores de televisión y radio...En algunos casos las fuentes de emisión pueden estar camufladas, por lo que es muy positivo preguntar por la vecindad", concluyen.

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